Número 66, junio 2015

Punk Medallo
Fotografías: Gertian Bartelsman

 
 
 

Pata, puño, brinco, manotazo, grito, cabezazo. El pogo también es un baile, es golpear el aire, a los muros, al que caiga. Expulsar toda la rabia, el odio y el resentimiento acumulados en las calles, en la casa, en el colegio, en el puto trabajo. Es gritar donde nadie escucha. Su apogeo coincidió con las bombas, las masacres y las balaceras de los ochenta y comienzos de los noventa. Frente a la violencia armada florecía una violencia simbólica, inofensiva a ratos, una catarsis disidente que al final, con los años y los golpes, tuvo sus cortos con las vueltas más ordenadas de los pillos. Un extranjero vino a mirar y a poguear en los años noventa. Tiraba codo, salía y tiraba película contra la montonera. El Ivo Romani, que sirvió de estudio, ensayadero y galpón para conciertos, es el escenario de estas fotos en los socavones de una época brava. Contra las cuerdas y contra las paredes.UC

 
 
 
 
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