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Número 33 - Abril de 2012     

Caído del zarzo
Letanías
Elkin Obregón S.
 

Cuando alguien dice que se siente orgulloso de ser negro (peor aún, afrodescendiente), algo anda mal.

Cuando alguien dice (o al menos lo piensa) que se siente orgulloso de ser blanco, algo anda mal.

Cuando alguien dice que se siente orgullosa de ser mujer, algo anda mal.

Cuando alguien dice (o al menos lo piensa) que se siente orgulloso de ser hombre, algo anda mal.

Cuando alguien dice que se siente orgulloso de ser gay, algo anda mal.

Cuando alguien dice (o al menos lo piensa) que se siente orgulloso de no ser gay, algo anda mal.

Cuando alguien dice que se siente orgulloso de ser paisa, algo anda muy mal.

Cuando alguien dice que su canción colombiana favorita es “Soy colombiano”, algo anda mal.

Cuando alguien dice que no le gusta el teatro, porque le sabe a hígado de perro, algo anda mal.

Cuando alguien dice que no se siente orgulloso de nada, algo anda más o menos bien.

 

CODA 1

El programa Yo me llamo, es, a mi juicio, un engendro televisivo de los peores, calificativo difícil de alcanzar en nuestro teleterritorio de engendros. Basta con saber que a los concursantes (lo sé por una columna de Lisandro Duque, porque hace tiempos no lo veo, si es que alguna vez lo vi), les niegan incluso su propio nombre. Pasan a llamarse como el modelo al que quieren parecerse. Gana quien logre ese mejor grado de autoanulación. Te invitan a ser otro, a negarte, a borrarte, y te premian si lo logras. Lástima que mi admirada Amparito, que oficia de jurado, se deje hacer eso. Piensa uno, en todo caso, que vendrán tiempos peores..

CODA 2

Ahora que el Titanic vuelve a hundirse, esta vez en 3D, me permito recomendar la versión de 1953, dirigida por Jean Negulesco. Con discretos efectos especiales, pero muy bien narrada y actuada. Un pequeño clásico. Ojalá alguna entidad la volviera a sacar a flote. UC

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