Número 67, julio 2015

Canto peregrino
del próximo disco de Parlantes que se prensará este año
Camilo Suárez. Ilustración: Verónica Velásquez

 
 
 
Ilustración: Verónica Velásquez

La manera como Dios lo conduce a uno, yo la conocí: es con riendas. Lo mejor es no resabiarse y dejar uno que le apriete bien justo el freno pues así va uno más seguro porque siente los tironcitos por pequeños que sean, que Dios le dé [...] Pero cuando voy por la calle, caminando, me deja suelto, porque ese es mi camino y ahí no necesito tironcitos y entonces parece que ni freno llevara puesto.

La muerte en la calle
José Félix Fuenmayor

 
 
 
 
 

Va a llover, va a llover, yo creo que va a llover. Que me caiga un rayo entonces, así canto eléctrico, encalambrado, como dicen que me mantengo. Disco rayado, canto rayado, canto rodado… ¡A rotar planeta que te mueve el canto!

Si llueve no importa, pues la brisa me seca, me caliento caminando y cuando pegue el sol le digo: “¡Qué tal caballerazo!”.

Sin pisar la raya. Vamos por el surco del asfalto. Está temprano —la ventaja de ser madrugador de la tribu—, así voy de acá hasta Robledo y vuelvo, no por toda la 80 sino callejiando entre los barrios. Así me oyen mejor y hasta logro almuerzo… Una sopita de fideos con aguacate, ¡qué rico! Ah, pero vea pues, yo ya despaché la mañana.

¿Con cuál sigo? Una de esas que solo oírlas y ya está uno de pelea, como cuando hundía F7. Pero suave, que me gasto la voz y falta mucho, se me rasga y llego en harapos. Bueno, ya está cajeta pero sigue pintando como pedazo de ladrillo en la calle. Mentiras, pero la lluvia borra eso y yo no creo que lo cantado se olvide, no señor, esto es lo mío, a todo pulmón. Que llueva. Y no se borra lo cantado: en el aire queda. Así es la cosa, señor, como dice Elvis, la música mueve por dentro y por fuera. Así es conmigo. Público cantor, soy otros, soy judío errante que canta los pasos.

¿Que si no me da pena? Pena le debería dar a tanto fingidor. ¡Cuál pena! ¡Si yo soy viento nomás! Me oyen llegar, la voz se mete por debajo de la puerta, se cuela por el patio, llega a la sala, al comedor, a la cocina y desde allá me contestan: “Cantante, ¿quiere agüita?”. Y me sacan agua las nenas: Zunilda, Rosario, Matilde, Ofelia. ¡Cómo nos queremos, mi club de fans! El que quiera oír más que se asome, me persiga o espere otro día mi gira interbarrial.

 

¡Uy!, mirá, ya voy por el parque de La Matea. ¿Qué será de don Guillermo y de sus palomas? ¡Ah dicha una paletica de limón! Me pinto la lengua y recuerdo a los viejos... Qué pesar, en ese encierro, y yo con ellos, y mi abuela, pobre ella. La gente va y le dice que estoy por la calle, cantando como loco. Tranquila abuela, yo voy a dejar un coro, un conjuro para que la gente se sienta bien, algo así como: “La la, la lara la la la, la lara la la la, la lara la la…”.

Así vamos y es la cosa, yo soy aguja por el surco de la calle. Y eso es mojando los tenis en este charco, bacán, porque si no se le recalientan. Los pisahuevos bien frescos. Bueno, pasa ronda un afiche vivo, afiche del cantante blanquiado por el sol. Aguja por el surco de la ciudad. Y el grano de la voz, el grano de la voz. Cantando, ladran perros al paso del sol. Mmm… ¡este viento sí es de agua!

Bueno, a ver ¿cuál nombre artístico tengo hoy? Puma, Bravo, Dyango, Juan Gabriel, ¿ah? Aunque, ¿cómo es que me dicen en la 79 con la 29A? ¡Perales! Perales, claro. Allá siempre me espera ese gafufito que se asoma por el ventanal. “Perales” me llama ese niño y se va acordar de mí, voy a ser eco. Y los metaleros de Santa Gema también se van a acordar. Entonces qué muchachos, ¿una foto? ¿Les firmo las chaquetas?

¡Uy!, de pronto sí llueve. Llueva, truene o relampaguee: Lado a y lado b sin pausa, sí señor. Del único trueno que me da miedo es del que guarda ese tipo tan maluco, ese cucho de la camioneta que se hace en el balcón. Y ahí está, qué pereza. Sale y me grita: “Perdete-vicioso-loquito-vago”, “Paisa, paisa, no fume bazuco”, me dice el descarado ese, como si la propaganda fuera para mí. Pero nada, más entonado y una de amor.

¡Qué va, dejá cantar! ¡Cabrón!
Cero miedo. No corrás, Perales, que es peor. Aguja por el surco de la calle.
Qué goterones, va llover.
¡Ay!, un trueno, ¿qué sonó?.
UC

 
 
 
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