Número 70, octubre 2015

EDITORIAL
Mafia de garaje
 

Las investigaciones exhaustivas han dado sus frutos. Bajo la fachada de humo de una plaza de drogas se instaló, hace aproximadamente siete años, una mafia contratista que viene desangrando al Estado y consumiendo tinta. Los estudios catastrales señalan la ubicación en el llamado Parque del Periodista, otra de sus argucias para engañar a los organismos de control. Bajo el nombre inverosímil de Universo Centro una corporación se dedicó a publicar un periódico mensual de distribución gratuita con la idea de ir fraguando su empresa criminal: contratar libros con financiación oficial a cambio de ensalzar los gobiernos de turno con su creciente conglomerado de medios.

Algunos ciudadanos inquisitivos encontraron contratos de la mencionada corporación con la Alcaldía y el Metro de Medellín. Estaban publicando sus primeros libros, el primer eslabón de una larga cadena de corrupción. Los libros incautados versan sobre parques y barrios de la ciudad, y sobre el tranvía recién inaugurado. También se ha demostrado que sus páginas recibieron pauta oficial, prueba que ocultaron en los exiguos veinte mil ejemplares que publican a fin de mes, con la triste idea de que nadie lee en quincena.

Una semana antes de las recientes elecciones, una jauría tuitera se dedicó a denunciar a UC como una entidad sin ánimo de lucro dedicada a la contratación espuria y otras formas de capturar rentas estatales. El editor fue puesto a la altura de Emilio Tapia, el hombre de confianza de Samuel Moreno, por un columnista de El Tiempo, y la representante legal fue exhibida en las redes como testaferro de la organización. El senador José Obdulio Gaviria se preguntó en su cuenta de Twitter hasta dónde iba a llegar esa “mafia contratista” y gritó contra los chupasangres de las carnitas y los huesitos del Estado. Universo Centro era una de las sucursales de “los ñoños”, y la mermelada había reemplazado sus más reconocidos vicios. No importa que UC evite el activismo político y sea más amigo de la caricatura y las historias que de editoriales, ideologías y partidos. Igual, la mayoría de quienes señalan la mafia de garaje nunca han leído uno solo de los textos publicados en el periódico. Para los críticos más formados —quienes escriben más de 140 caracteres—, los libros de UC son solo una botadera de plata que la gente recoge y tira a la basura al final del lanzamiento. A ellos es imposible decirles cuántos lectores nos han dicho que coleccionan hasta nuestro vil papel periódico de cada mes.

Se le informa a la comunidad lectora y amiga, y a quienes desechan los libros después de las inauguraciones, que seguiremos publicando libros y papeles. Que nuestro capital son los cerca de cuatrocientos creadores que han pasado por aquí sin pago distinto al de los tragos en la barra, los humos en el Antro de Redacción y los ímpetus en la Zona de Terapias. Y que este año vamos a completar nueve libros publicados: con amigos, por nuestra cuenta, con entidades públicas y con privados. Aceptamos, eso sí, nuestra avidez por conseguir la plata para pagarles a quienes reparten, imprimen, diseñan, voltean, ilustran y escriben. Entre los dos últimos oficios han estado las mayores víctimas de esta farsa, casi siempre colaborando como lavaperros ad honorem. Nuestra idea es llevar la desvergüenza hasta 70 veces 7.UC

 
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