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     Número 38 - Septiembre de 2012


ESTILARIO
Raul Trujillo
Exclusivo para UC desde Buenos Aires

Bárbara

Bárbara ¿es una muñeca Barbie?

Los iconos que los medios han construido e idolatrado desde mediados del siglo XX ya venían yuxtaponiéndose desde su origen. El pop incluyó en su imaginario de marcas, fetiches y logos a la bastarda copia punk, a la réplica aparente y burguesa y a la lujosa original. Pero allí no terminó. Hoy su crítica a la consumista masividad continúa y es ahora que empezamos a contemplar cómo se tunean y fraccionan estas "marcas" al ritmo que son apropiadas por los chicos en sus estilos mas fashion freak con permiso de Diosa Gaga y su estilista Formichetti. Vemos ahora en nuestro centro lo que es capaz desde la estética la dolly joy, estilo que a principios de este siglo intentábamos definir en el street visión. Mezcla de valores lúdicos y picantes con niñerías y creativas apropiaciones reconocibles por su saturación de íconos con actitud inocente de eterna muñequita de papá.

"La vi sentada en un murito del parque y le pedí que se dejara fotografiar para UC, inmediatamente dijo que sí y entramos a El Guanábano a hacer las fotos. Cuando le tomé las primeras con el vestidito, me preguntó que si se lo podía quitar... La otra pinta la tenía debajo y no precisamente para las fotos. Dice que le gusta tatuar y dibujar", me cuenta Juan cuando me pide hacer el estilario de Bárbara, y añade "espero que te guste". ¡Pero cómo no me va a gustar si me da tanto de qué hablar!

Una muñeca Barbie había escondida tras el velo romanticón del vestidito baby doll en muselina de ramos de rosas y con volados y ruches. Se camuflaba de rosas, se ocultaba con gesto de timidez infantil y rastros del pasado emo-ticón acompañados por la gadget carterita de peluche Kitty, una muñeca con evidente carga sexual. Algo ya venía tejiéndose entre los logos y heráldicas del monograma LV —Louis Vuitton— que muchas, tanto pobres como ricas, han portado en sus bolsos y carteras, pero que Bárbara, nuestra espontánea "estilada", como gargantilla o bufanda al cuello se lo tatuó. Estos accesorios de monograma que hace más de una década recubren las aceras atestadas de turistas y locales, vendidos por migrantes africanos en las calles de Milán, Londres, Sao Pablo o NY, a nosotros llegaron por El Hueco y las señoras chic de la ciudad. Se han globalizado en versiones de todo presupuesto entre oro y oropel, "muy parecido de lejos si se ve"(sic)… aseguran algunas de las entusiastas clientas que lo prefieren en productos de merchandising y dutty free. Pero insisto, Bárbara se marcó con él.

Otro logo, el "muñeca Barbie", pero la imagen es una Candy —otro cómic de Yumiko Igarashi— con pelo de Jem. Jem ahora es pasión después de veinte años entre las "fanáticas" que suplantan a los fashion victims en su labor de masificar. Retro ochentas. "Fama… la, la, la, la… moda y glamour, estilo y belleza, eso Jem. La la la la laaaa… me llamo Jem! Soy brillante, soy excitante, me llamo Jem". En la web refresco el estribillo que sirve de cortina mientras en la pantalla brillan siluetas de figurín holograma con colores contrastantes edulcorados y flúo neón. Los azucarados cupcakes son una delicadeza en su ternura barroca, y cortos se quedan cuando con una sincera sabiduría y perversión se resaltan los iconos re-visados entre una corriente contaminada y surreal. Vida e imagen son lo mismo ahora; personalizada, la creación es el propio autor. Nada está puesto en su lugar por error. Pensados como antojo están retazos de los íconos como una red confusa que envuelve a nuestra Bárbara en su pálida languidez. Además de la imagen impresa que pareciera actuar de etiqueta en fucsia, va también un corset de ojalillo con minuciosa aplicación de rositas y moños de cinta, Bárbaraencajes con lentejuelas lila y perlas de diversos tamaños. Y en la piel logramos reconocer un zombie verde, una sirena, ramos de flores, angelitos, corazones, palabras y seguramente algunos otros fetiches e ideogramas que la diminuta falda de arandelas en satén elástico al corte, en azul eléctrico, no nos deja ver.

¡Bárbara! Sí, bárbara ella con sus zapatitos valerinas y pulseras de corazones y punks de púas de azúcar y goma con glitter que nos pone a pensar. Bárbara contradicción con el pelo cobre alisado tal cable pelado, que a la vez sonríe con impecable maquillaje perlado y expresión de candidez.UC