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     Número 38 - Septiembre de 2012


RAYADURA ALZHEIMER
El ladrillo barrocko de Jethro Tull
y su auto sacramental

José Gabriel Baena

Creada a finales de los años setenta por el músico escocés Ian Anderson, la banda Jethro Tull obtuvo su primer gran éxito con el álbum argumental o conceptual Acqualung, que criticaba sin clemencia la religión oficial inglesa a través de personajes como el mendigo que da nombre al disco, alcohólico y pedófilo, su amiga, la prostituta bizca y menor de edad. Pero el formato íntegro llega para Tull con los álbumes posteriores de 1972 y 1973: Thick as a brick y A passion play, dos extensos y abrumadores trabajos de excesiva genialidad, que solo fueron comprendidos con el paso de los años, e incluso "descifrados" como si tuvieran claves y "personajes" ocultos. No creemos que haya habido tal cosa, y el compositor Ian Anderson siempre se ha burlado de sus hagiógrafos y de quienes buscan diferenciar y "registrar" los diferentes niveles de folk inglés, jazz, influencias de la música clásica, rock puro, entre otros. Si Acqualung todavía tenía canciones diferenciables, Thick as a brick es, como su nombre lo indica, "macizo como un ladrillo". De nuevo los expertos insisten en deschavetarse buscándole cantidades de etimologías o familiaridades filológicas, hasta llegar al extremo de "sordo como una tapia", al otro lado de los significados.

Todo arranca desde el propio diseño gráfico del álbum, presentado como un periódico rural de doce páginas, The St. Cleve Chronicle, donde se anuncia que un niño de ocho años llamado Gerald Bostock, a quien apodan 'El Pequeño Milton' por el famoso poeta inglés del Paraíso Perdido, ha sido descalificado de un concurso literario organizado por la Slag (sigla de Sociedad para el Avance y la Gestación Literarios, que en inglés significa escoria). Primer insulto. El pequeño Bostock ha leído su extenso poema en vivo en un programa de la BBC TV, recibiendo centenares de amenazas y protestas de la gente bien. Dice la noticia del periódico que un panel de jueces ha aprobado la descalificación del poema por recomendación de cuatro destacadísimos psiquiatras que arguyen que la mente del niño está seriamente desequilibrada y que su obra es el producto de una nociva actitud hacia la Vida, su Dios y su País. Al niño le recomiendan tratamiento psiquiátrico sin demora. La noticia se extiende a cinco columnas y en un aparte anuncia que acusan también al pequeño Milton de haber dejado en embarazo a su compañerita de catorce años, Julia, con quien escribe poemas en compañía. Julia aparece en la fotografía de la portada con la falda muy alzada y el pubis depilado, o sin calzoncitos, juzgue usted.

Todo el falso periódico es una delicia, y, por supuesto, en páginas interiores trae el singular poema Thick as a brick, además de una crítica adelantada –no muy benéfica, por cierto–. En suma, uno se imagina al pequeño Milton en lo alto de una montaña, como un profeta antiguo, lanzando latigazos a su pueblo, insultando a los sabios, clamando por los humildes, alabando a la madre Natura con sus catástrofes y cosechas, llamando a una vida más justa y menos idiota.

***

Realmente no me importa si dejas esto a un lado. Mis palabras son solo un susurro y tu sordera es un grito. Yo puedo hacerte sentir pero no puedo hacerte pensar. Tu esperma está en el desagüe y tu amor en el lavadero. Y ustedes cabalgan por los campos y hacen sus negocios animalescos y vuestros hombres más sabios no saben cómo se siente ser tan estúpido como una tapia. Y las virtudes hechas como castillos de arena son barridas por mareas destructoras en la confusión moral. Y el amor que siento está tan lejos: Soy un mal sueño que tuve hoy y tú mueves la cabeza y dices que es una lástima. Hazme girar por los años y por los días de mi juventud. Descorre las cortinas negras de encaje y deja fuera a la verdad. Hazme girar por las épocas idas: déjalas que canten su canción… El Poeta y el Pintor lanzan sombras sobre el agua, mientras el sol juega sobre la infantería que regresa de la mar. El hacedor y el pensador no se hacen concesiones mientras la luz que declina ilumina la fe del mercenario. El fuego del hogar ardiendo, la tetera casi hirviendo, pero el amo de la casa está muy lejos. Los caballos patean, su cálido aliento forma nubes en la diáfana y helada mañana, y el Poeta alista su pluma mientras el soldado enfunda su espada… Déjame contarte los cuentos de tu vida, del corte y la estocada del cuchillo, de la opresión sin descanso, la sabiduría insinuada, del deseo de matar o ser matado. Déjame cantar de los perdedores que yacen en la calle mientras el último bus se va. El pavimento vacío, las cunetas ensangrentadas, y el loco brinda por su dios en el cielo…

Esta es escasamente una cuarta parte del poema sinfónico que se desgaja en 44 minutos sin descanso. Hoy, cuarenta años después, el compositor Ian Anderson se ha dejado por fin convencer de sacar una segunda parte de Thick as a brick, donde vemos el rumbo que tomó la vida del pequeño Milton.

Nota: Para lograr que las emisoras emitieran los difíciles "apartes sólidos" de la obra, los agentes de la compañía de Tull, Chrysalis Records, repartían cuadernitos donde les indicaban a los locutores en qué minuto de la obra arrancaban o paraban, con algún título indicativo, lo cual no existió nunca en el LP.

Jethro Tull

A passion play

Después de la "oscuridad letrada" de Thick as a brick, en 1977 la banda se trasladó a Francia para grabar en el ruinoso estudio del Castillo de Heuroville, con el fin de ahorrarse los impuestos del 50% que cobraba el gobierno inglés a los creadores (todavía). Ian quería grabar un álbum doble que superara en complejidad a Thick as a Brick, pero las condiciones del estudio eran tan deplorables que después de unos meses cortaron con el proyecto y se volvieron a Londres. Anderson logró rescatar material suficiente para un solo álbum de 44 minutos largos, y el resultado fue el maravilloso A passion play, que ningún crítico se dio el lujo de entender; el resto del material se usó después en otros discos. Tuvieron que volver a apelar a los papelitos explicativos para las emisoras, una especie de argumento donde aparecía un sujeto llamado Ronald Pilgrim, y hacer correr la voz de que se trataba de una neo Divina Comedia sobre la muerte, juicio, resurrección y escape del pobre Peregrino/ Pilgrim, tanto de las garras de una hermosa angelesa y un Cristo furioso, como de los embates de Satanás. Un misterioso Mago Perdé salva a Pilgrim de cualquier tentación metafísica y lo pone de nuevo pies en tierra, mientras su cortejo fúnebre va por la Calle Fulham rumbo a los campos de la eterna paz. Hace unos treinta años un crítico español intentó estudiar el asunto de la obra como un "auto sacramental" del Medioevo, y esa sería quizás la aproximación más justa, dado que es tan teatral como aquellos autos religiosos de la negra época, tan tenebrosos que en mitad de la obra solían recrear un cuento corto para niños, como lo hace Jethro Tull en A passion play con la divertida y absurdahistoria de La liebre que perdió sus espejuelos, homenaje a Lewis Carroll. Es la tesis falsa más probable. Ahora, hoy sábado, enviad a la familia al cine y sentaos a oír de un solo golpe los dos álbumes. Con estos casi noventa minutos de exquisito rock en la cabeza se puede pasar un mes sin metadona. Ahí nos vemos, pues.UC

A passion play