Número 48, agosto 2013
Una reacción literaria
Efrén Giraldo. Ilustraciones: x10
 
 
Ilustración X10
 
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Ilustración X10
 

La obra del escoliasta Nicolás Gómez Dávila ha gozado de una amplia difusión en los últimos años. Traducciones a diferentes idiomas, eventos académicos dedicados a discutir sus libros, compilaciones y reediciones han consolidado en la academia lo que algunos pocos lectores amigos ya sabían desde los años cincuenta: que el nacido en Cajicá en 1913 es autor de una de las obras más importantes de la literatura del siglo XX. Este año, con motivo de su centenario, nuevas versiones a lenguas extranjeras, reuniones de estudiosos y aficionados, homenajes y galas en diferentes países permiten observar el prestigio y la acogida para sus prosas y sus aforismos, que siguen seduciendo a lectores de los más diversos orígenes.

Vale la pena aclarar dos asuntos: la acogida de los escolios es reciente y gran parte del entusiasmo se debe a la contradictoria seducción que ejerce la figura del escritor, aquel "solitario de Dios", como lo llamó Franco Volpi, su divulgador europeo.

Si bien desde la aparición de los primeros textos de Gómez Dávila en la revista Mito este tuvo lectores entusiastas (Ernesto Volkening, Hernando Téllez), su recepción en Colombia solo se dio luego de iniciativas editoriales irregulares que arrancaron las páginas de las manos del autor. De hecho, apenas hasta la publicación de las compilaciones de escolios hechas por el Instituto Colombiano de Cultura (en 1977, 1986 y 1992) su obra empezó a conocerse entre lectores que, aun aceptando su importancia filosófica, advirtieron la cuidadosa artesanía con que habían sido hechos los escolios, un remoto género de escritura aforística que el autor rehabilitó.

Dominan en estas piezas la gracia, la agudeza, la paradoja, en una especie de síntesis vecina del ensayo mínimo, la poesía y la forma sapiencial. "Una suerte de puntillismo literario", como él mismo lo definió, donde siempre corresponde al lector encontrar el "texto implícito" a que remiten los fragmentos. El sentido del humor, la elegancia conceptual, el dominio sobre el paralelismo, la imagen y la negación no tienen parangón. También habría que añadir la tendencia a la estrategia de choque, la fustigación y la definición negativa, heredadas de los moralistas franceses, las cuales parecen coincidir con el deseo de las estéticas vanguardistas de producir una conmoción en el lector.

Incluso reconociendo su manera fulminante de llevar al paredón las más apreciadas certezas modernas, es notoria la manera orgullosamente humilde de referirse a su propio oficio: "no intento ofrecer sino esbozos de ideas, leves gestos hacia ellas". Aunque, como advierten los estudiosos del escoliasta, nunca nos sentiremos bien transcribiendo fragmentos de un escritor que ahuyentó de antemano a sus comentaristas y a los comentaristas de todas las obras: "Quien cita a un autor muestra que fue incapaz de asimilárselo".

Pese al tono sentencioso de sus piezas minúsculas y afiladas, la suya es una escritura que fluye con rara naturalidad, revelando impensados matices en opiniones corrientes o engañosamente simples. "La inteligencia aísla; la estupidez congrega", dice en uno de sus escolios. "Humano es el adjetivo que sirve para justificar cualquier vileza", señala en otro.

Por su parte, la figura del escritor de los escolios ha pasado a ser tan característica e inconfundible como la misma obra. En esto, por supuesto, han jugado papel relevante el mito y las imágenes, algo en lo que poco reparan los académicos. Las imágenes comunes hablan de un hombre que, apoyado en sus grandes posibilidades económicas, practicó un estilo de vida aristocrático, distante de las urgencias de su época y de los imperativos de la vida contemporánea, a cuyos ídolos fustigó de un modo que aún resulta embarazoso para los defensores del progreso, la igualdad y la democracia.

La academia colombiana, empeñada a veces en un proselitismo fácil y en creer que la cultura es la zona franca de la moralidad burocratizada, hambrienta de figuración mediática, ha encontrado difícil la ubicación de un escritor de características que aterran a los magos de la corrección: católico, reaccionario, enemigo de la técnica, el desarrollo, la democracia y el progreso. Algo que desde otra perspectiva resulta comprensible, si pensamos en alguien que se atrevió a decir que "el amor al pueblo es vocación del aristócrata" porque "el demócrata sólo lo ama en período electoral". Muchos autores, luego de señalar el gozo que les producen los escolios, proceden a aclarar que las ideas del colombiano les causan irritación. Algo que recuerda al Borges que confesó valorar los textos filosóficos estéticamente, y no por lo que en últimas decían. Eso ocurrió, por ejemplo, con Fernando Savater, quien en El gran odiososo expuso sus reservas con alguien que pudiera suscribir ideas a partir de axiomas inaceptables, pero cuya escritura es irresistible y cuyas conclusiones críticas acaban por convencer en no pocas ocasiones.

Por otro lado, un anciano políglota, de elevada estatura, recluido en la enorme biblioteca de su casa, alejado de las veleidades de la vida literaria y la academia, es la imagen más recurrente que nos ha dejado su mitología. Un hombre que pacientemente se atribuyó a sí mismo una tarea secundaria: la de glosar el largo texto de la tradición: "Amanuense de siglos, sólo compongo un centón reaccionario", se retrató en uno de sus fragmentos. Sin embargo, están también las declaraciones enigmáticas sobre la vida familiar, la amistad y los amores literarios y filosóficos, que todavía aguardan a un biógrafo capaz de recoger el desafío que lanza uno de sus fragmentos, usado por Villegas Editores en la guarda de uno de sus libros: "vivir con lucidez una vida sencilla, callada, discreta, entre libros inteligentes, amando a unos pocos seres".

El autor de estas líneas, entre los muchos Gómez Dávila, reconoce dos como los más dominantes: el que atrae a lectores que buscan las ideas, la coherencia en el pensamiento e, incluso, una especie de guía moral. (Se conocen varios que, religiosamente, envían a sus contactos un escolio comentado y adhieren con fiereza a la ideología de la que derivan). Y, por el otro, aquellos que, con independencia de su filiación política o religiosa, encuentran irresistibles, desde el punto de vista estético o de la hondura filosófica, los escolios y las notas. Dos hábitos de acercamiento a una obra que no se deja encasillar, que vive en su maestría formal y en una rara coherencia. De seguro hay otros, pero quizás son estos los que, con independencia de los matices, convocan a la mayoría de lectores. Se trata de un testimonio invaluable: el de una artesanía paciente y laboriosa, que eligió formas menores porque ellas son "la expresión verbal más discreta y más vecina del silencio".UC

 

Escolios I, Escolios II, Escolios nuevos I, Escolios nuevos II,
Notas y Sucesivos escolios a un texto implícito.

"Limitar nuestro auditorio limita nuestras claudicaciones. La soledad es el único árbitro insobornable" (E1)
"El amor es el órgano con que percibimos la inconfundible individualidad de los seres" (E1)
"Nuestra última esperanza está en la injusticia de Dios" (E1)
"Después de desacreditar la virtud, este siglo logró desacreditar los vicios" (E1)
"Las perversiones se han vuelto parques suburbanos que frecuentan en familia las muchedumbres domingueras" (E1)
"Las sociedades se diferencian meramente en el estatuto de sus esclavos y en el nombre que les dan" (E1)
"El moderno nunca se siente tan personal como cuando hace lo mismo que todos" (E1)
"De los modernos sucedáneos de la religión probablemente el menos abyecto es el vicio" (E1)
"Dios es la condición trascendental de la absurdidad del universo" (E1)
"¿Quién no teme que el más trivial de sus momentos presentes parezca un paraíso perdido en sus años venideros?" (E1)
"El futuro es fastidioso, porque allí nada impide que el imbécil aposente sus sueños" (E1)
"Cierta cortesía intelectual nos hace preferir la palabra ambigua. El vocablo unívoco
somete el universo a su arbitraria rigidez" (E1)
"El perdón es la forma sublime del desprecio" (E1)
"Ninguna idea que necesite apoyo lo merece" (E1)
"Curar un alma enferma es casi siempre privarla de su única espiritualidad" (E1)
"El gran escritor parece inventar lo que dice, porque una prosa perfecta suprime el recuerdo de todo balbuceo que le anticipa" (E1)
"Un cuerpo desnudo resuelve todos lo problemas del universo" (E1)
"Quisiéramos no acariciar el cuerpo que amamos, sino ser la caricia" (E1)
"Sólo nos labran los cauces de torrentes momentáneos" (E1)
"La felicidad es un instante de silencio entre dos ruidos de la vida" (E1)
"El Segundo Concilio Vaticano parece menos una asamblea episcopal que un conciliábulo de manufactureros asustados porque perdieron la clientela" (E1)
"En otros idiomas existe una prosa correcta para uso cotidiano, mientras que en español sólo el gran escritor escribe decentemente. El libro mediocre es más mediocre en español que en otros idiomas" (E1)
"La más breve conmoción del alma nos hace sentir nuestra existencia como una fosa que se llena" (E1)
"Toda vida es un experimento fracasado" (E1)
"El número de soluciones atrevidas que un político propone crece con la estupidez de los oyentes" (E1)
"Cuando cese la última oración al último fetiche, el universo se desvanecerá en la nada" (E1)
"Si no se suicida el ateo no tiene derecho a creerse lúcido" (E1)
"Los verdaderos problemas no tienen solución sino historia" (E1)
"El diálogo pervierte a sus participantes. O porfían por pugnacidad, o conceden por desidia" (E2)
"Toda recta lleva derecho a un infierno" (E2)
"Al que dibuja el mapa del mundo, el mundo se le suele volver mapa" (E2)
"El reaccionario no se vuelve conservador sino en las épocas que guardan algo digno de ser conservado" (E2)
"La lealtad es la única causa que no perece al triunfar" (E2)
"Ningún milagro parece milagro a quienes no estaba destinado" (E2)
"El escritor que no ha torturado sus frases tortura al lector" (E2)
"El egoísmo del imbécil es la salvaguarda de sus vecinos" (E2)
"Los conservadores actuales no son más que liberales maltratados por la democracia" (E2)
"El erotismo es la última escaramuza contra la invasora insignificancia del mundo" (E2)
"La cultura vive de ser diversión y muere de ser profesión" (E2)
"El fragmento incluye más que el sistema" (E2)
"La poesía no tiene sitio en el mundo.
"Es un resplandor que se infiltra por sus grietas" (E2)
"La imbecilidad cambia de tema en cada época para que no la reconozcan" (E2)
"Sólo es racional inclinarnos ante una mayoría cuando estamos desarmados" (E2)
"Entre las ideas sólo son inmorales las estúpidas" (E2)
"La mano que no supo acariciar no sabe escribir" (EN1)
"El paso de la verdad no hace crujir las gradas sino cuando se aleja" (EN1)
"No todo profesor es estúpido, pero todo estúpido es profesor" (EN1)
"La fe -cualquier fe- se pierde frecuentando correligionarios" (EN2)
"El creyente es superior al incrédulo, porque la incredulidad es solución y la fe problema" (EN2)
"Todo, en un momento dado, depende del mayor o menor poder de los imbéciles" (EN2)
"Pocos saben adoptar una solución sin predicarla" (EN2)
"Hablar de los muertos con superioridad de vivo es moda reciente" (EN2)
"El estetismo auténtico es una disciplina austera, no un hedonismo vulgar" (SE)
"Lo contrario de lo absurdo no es la razón sino la dicha" (SE)
"Sólo debe hablar el que sabe; los demás sólo debemos aludir" (SE)
"Sólo nos parece adecuado el estudio crítico sobre autor que no nos importa" (SE)
"Hay innúmeras maneras de escribir bien, mientras que lo mal escrito tiene aire de familia" (SE)
"El moderno no tiene vida interior: apenas conflictos internos" (SE)
"La inteligencia que olvida o desprecia los gestos voluptuosos desconoce la densidad que presta al mundo la oscura presencia de la carne" (N)
"Viajar por Europa es visitar una casa para que los criados nos muestren las salas vacías donde hubo fiestas maravillosas" (N)
"No he querido viajar, porque ante todo paisaje que me conmueve, mi corazón se desgarra por no poder morar allí eternamente" (N)

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