Número 90, septiembre 2017

EDITORIAL
Pobre viejecito

UCLos tiempos de la prensa han cambiado. Ahora los periódicos se actualizan cada minuto, giran como los tableros que anuncian vuelos en los aeropuertos. La prensa centenaria lucha por la supervivencia buscando parecerse a la televisión. Mientras los nuevos medios nacen, mutan, languidecen y mueren de vejez prematura.

Ahora la palabra magacín, además de una adaptación al español importada del inglés, es un anacronismo. Hace unos años los diarios acostumbraban encarpetar cada semana una revista con temas con un poco más de cocción. El magacín presumía con sus ilustraciones y sus plumas, con la cátedra de los maestros y el atrevimiento de los espontáneos, decía tener más seso y más licencia. Universo Centro, sin darse cuenta, ha terminado por ser una especie de magacín huérfano, sin el respaldo ni la tutoría del diario padre. Eso nos ha hecho menos sesudos y más carnudos, más rebuscadores y menos sometidos al acudiente.

Nuestras páginas han sido refugio, escuela, voluntariado y acrobacia. Más de trescientas personas, entre escritores, periodistas, fotógrafos, ilustradores, artistas, mecanógrafos y toderos han pasado por las noventa ediciones sin los rituales de las cuentas de cobro. Aquí se practica la escritura ilíquida, el editorial con sustancia y sin fondos, la pintura inmaterial y la crónica al natural. Entre nosotros no se hace balance sino equilibrio.

El periódico nació como una simple provocación, una chispa que prendió con la ayuda de un poco de alcohol y se fue acomodando gracias a los lectores puntuales, a las pautas ocasionales y a los colaboradores habituales. Se ha forjado un estilo sin pensar en el manual. La combinación de periodistas de cartón, humoristas por cuenta propia y mentirosos con biblioteca ha servido para animar los debates en nuestro “antro de redacción” y hacer que nuestros lectores reclamen veracidad frente a historias reales y crean sin remordimiento las licencias literarias. Confunde y leerán, es una de nuestras consignas.

Con los noventa de Universo Centro unos se imaginan que el periódico ya es un viejo resabiado, un anciano cada vez más mañoso que a finales de mes late echado mientras suelta su olor a prensa mohosa. Posiblemente lo ven como un viejo alcoholizado, atrapado en la barra del bar que lo ha soportado con paciencia. Saber que un venerable pornógrafo recién murió a los 91 nos timbra y nos tranquiliza. Saludes a Hugh Hefner.

Pero así como el 90 convierte a UC en un anciano, los nueve añitos de vida dictan que todavía estamos imberbes, nos falta mucha calle por recorrer y muchas historias por contar. Viejos por un lado y en la segunda infancia por otro, UC sigue entonces en etapa de crecimiento y aprendizaje. No podemos negar que ya hay una mística que muestra el camino, la noche tampoco nos desampara y contamos con una buena cantidad de amigos que destilan tinta y rayan para que Universo Centro se regale bien. Pero nos urge llegar a la mayoría de edad para abrir la cuenta de ahorros.

Hace treinta números anunciábamos en esta misma página nuestro “Llanto periódico” para ofrecer una recopilación de historias en nuestros primeros seis años, ahora volvemos con la cantaleta y ofrecemos a nuestros lectores cinco opciones para sumarse y sumarle a esta causa. Ustedes elegirán la calaña de lectores que quieren ser. Un botón en nuestra página, www.universocentro.com, será la oferta y la esperanza durante meses.

Nos alegra la distribución gratuita y la lectura del periódico en esquinas, salones de clase, oficinas, aceras, butacos de plaza, poltronas de bien y colectivos del mal. La función de cada mes debe continuar y queremos dejarles un titular a cuatro columnas: no solo de aplausos vive la rotativa.

Gracias por disfrutar de la prensa que cuenta y miente, que alegra y subraya, que mancha y ríe. UC

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